Tenía yo 26 años, era 2010, vivía en Granada, en el Albayzín y ya me había dado tiempo a viajar en alguna ocasión a Madrid donde conocí a los míticos hermanos Hristov, músicos búlgaros que darían para escribir mil blogs como éste, pero eso lo cuento otro día. La crisis del 2008 apretaba y él y su hermano se volvieron a Bulgaria así que Ivo (el clarinetista) me empezó a pasar trabajos. Una de ellos fue sustituirlo en un concierto con el gran Benjamín Escoriza, la mítica voz de Radio Tarifa, que ahora presentaba trabajo en solitario en el WOMAD de Las Palmas de Gran Canaria.
Me preparé el repertorio con mucha ilusión, pero ahora… miren los primeros segundos del video y vean si hay algún color de la vestimenta de los músicos que les hace daño a la vista…
Así es. El código de color era ir vestidos de negro y yo ahí que me presenté con mi camisa verde pistacho chillón comprada de segunda mano en la tienda El Ropero de Granada. Muy baratica me salió.
La cosa es que toda la profesionalidad que llevaba se fue al carajo por momentos cuando aparecí dando el cantazo. En fin, pequeña regañina, disculpas, lo siento, bla bla. Aprendí mucho. Pero más adelante la volví liarla parecida (otro día lo cuento).
La cosa es que a parte de lo de la camisa, la lección importante vino de tocar con esta banda, en ese pedazo de escenario y que meses después de me llamara Benjamín por teléfono. Yo cogí la llamada muy ilusionado, imaginé que sería para una gira o algún concierto importante. Él estaba tranquilo, me decía “paisano” porque es de Granada y el sabía que yo vivía en el Albayzín incluso por aquel entonces tenía algo de acento granaíno. Me habló de la vida, de que siguiera “p’alante”, de la ilusión,… no fue una llamada muy larga, pero tampoco corta. Yo no entendía mucho, pero no había nada que entender, era una llamada de saludo, bueno, más bien, de despedida.
Meses más tarde me enteré de que tristemente había fallecido por una enfermedad. Imaginaos como me quedé. Así que gracias Benjamín, que en paz descanses, por nuestro breve encuentro y lo que me enseñaste. Y aquí os dejo una canción suya de su etapa en solitario, no llegué a tocarla, pero me llegó mucho.
PD: Me escribe mi madre ahora mismo y me dice que esa camisa siguió dando guerra. Una vez me la lavó y tenía en el bolsillo un bote de vaselina (no seáis mal pensados, se usa para lubricar las juntas de los clarinetes e instrumentos de viento) y me dice que le pringué toda la colada, jejeje, no sabía yo eso.
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