Uno de los eventos sin duda más disparatados, divertidos, excitantes e inenarrables de mi carrera ha sido el formar parte de «El Selu. El Musical», o sea, la puesta en escena a modo de musical de todo el universo de personajes e historias creados por el gran José Luis García Cossio «El Selu» y su insigne chirigota.
Esto más que un post es un post-it de recordatorio que cuelgo para auto-recordarme el hacer un artículo en condiciones acerca de esto, porque aquí sí que hay carrete. 1 año y pico de montaje y de gira, el local de la chirigota, las primeras impresiones, esas voces que sonaban a la big-band de Count Bassie, ese sentido del humor afilado que no descansa ni un segundo, los viajes, José Mari, Chipi, Juan, el You, Manolo el largo, Santi, Marchena, el Ale, Julián, Paco Sibón (DEP), el mismísimo Selu y los musicazos Javier Galiana, José Benítez y José López, y equipazo técnico… imagináos. La cosa es que voy corriendo para el Teatro de la Latina, donde actúan esta mañana (con «Que ni las hambre las vamo a sentí») y tengo la inmensa suerte de poder ir a darles un abrazo gigante a cada a uno y encima de todo a escucharles, que no sé qué me apetece más.
Así que aquí queda este post-it y os debo una buena retahíla de todo lo que aprendí de la vida (de lo que hay que hacer y también de lo que no hay que hacer, jejejeje) de estos grandes maestros de la más sútil y delicada de las artes: tocar el corazón de la gente con la risa.
¡Feliz domingo!
¿Qué te parece lo que cuento? Verás que no tengo casilla de comentarios porque no me interesa que esto sea como el Facebook o el Instagram, prefiero aquí algo lentito, reflexionado, aunque este post nuevamente lo hice rápido y del tirón, sin corregir, pero anyway, si me quieres escribir y contarme algo o sólo saludar, escríbeme un mail. ¡Gracias!