Esta increíble historia me llega a través de una amiga, que se lo ha contado otra amiga. Pero es verídica. 100 %.
Una chica de Sevilla va a visitar a su tía abuela, una anciana que le tiene mucho cariño a su gato. Se le muere el pobre gato y dice la señora que no lo puede enterrar, que le da mucha pena, que tiene que dejar el cuerpo en algún sitio especial y decide tirarlo al Río Guadalquivir. Pero le pide por favor a la nieta o sobrina/nieta o lo que fuera que se lo lleve ella para tirarlo en el río. Ella no quiere, no le mola nada la idea pero la señora le insiste y que sí que no que sí que no, que al final acepta a regañadientes. La anciana le dá el pobre gatillo muerto en una bolsa una bolsa de Mercadona y la sobrinieta dice que eso no le parece un ataúd o bolsataúd apropiado, que busque algo más digno, como un bolso viejo. Entonces la tía-abuela acepta el consejo y lo mete en un bolso viejo de imitación piel.
Allí que va la sobri-nieta a las 4 de la tarde por medio de Sevilla en pleno verano para tirar al difunto felino al Guadalquivir. Ella sigue sin estar muy segura de querer hacerlo, en parte porque le da vergüenza y en parte por dudar de la legalidad del acto. También está pensando si la gente supiera lo que hay dentro del bolso… Va tomando distancia del bolso, separándolo del cuerpo, porque me imagino olería, pero aún así se va acercando al río Guadalquivir con intención de lanzarlo y cumplir con el ritual. Recordemos, a las 4 de la tarde, cuando menos gente hay. Y en ese preciso instante, en ese justo momento, ocurre: pasa un tío con una moto y le roba el bolso.
Verídico.
Surgen muchas preguntas, ¿cierto? ¿Cuál es la moraleja de toda esta historia? ¿Qué cara se le quedó al ladrón cuando abrió el bolso? ¿qué le dijo la sobri-nieta a la tía-abuela? También me hace mucha gracia esta esta historia porque me colega, hermanazo y pedazo de músico José María Pedraza Sánchez «El Petaca» (con quien tengo la suerte de compartir el proyecto Hispanistán) cuando tocamos y cobramos del tirón en efectivo (rara cosa hoy en día) siempre dice: Ya está el gato en la talega. (pincha aquí que te cuento una buena historia sobre un cobro de un bolo la mar de curioso)
¿Que por qué te cuento esto, si soy músico? En fin, porque me gusta contar historias, porque me gusta recopilar vivencias. Y transmitirlas, por placer. Por eso toco, investigo, creo.
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